Los Batwa, un pueblo perteneciente al grupo conocido como «pigmeos», son un conjunto de comunidades cazadoras-recolectoras que habitan en las selvas ecuatoriales africanas. Se destacan por su baja estatura y su histórica relación exclusiva entre ellos. Junto con los bosquimanos, los pigmeos son considerados uno de los grupos humanos más antiguos de África, con una presencia que se remonta aproximadamente a unos 70.000 años, según estudios de su ADN.
Originarios de las tierras ruandesas, los Batwa han enfrentado numerosos desafíos a lo largo de su historia. La llegada y el predominio de los hutus, de origen bantú, redujo considerablemente su población. Posteriormente, con la llegada de los tutsis, de origen nilótico y provenientes de Etiopía, los Batwa quedaron subyugados por ambas etnias. Siempre marginados y discriminados, han carecido incluso de reconocimiento étnico por parte de los gobiernos de Uganda y Ruanda.
Tradicionalmente, los Batwa vivían como cazadores-recolectores en el bosque. Sin embargo, con la protección de los gorilas en peligro de extinción y la prohibición de la caza furtiva en Uganda y Ruanda, han sido desplazados de sus asentamientos en la selva. Esta medida, si bien busca preservar la biodiversidad, ha puesto en riesgo la supervivencia de su cultura y su estilo de vida ancestral.
Condenados a abandonar su forma de vida tradicional, muchos Batwa se han visto obligados a subsistir a través de la agricultura y la alfarería. Incluso algunos han caído en la desesperación, vendiéndose por una pequeña suma de dinero para adquirir alcohol y cigarrillos. Esta espiral de degradación representa un triste final para un pueblo que, como experto conocedor del bosque, se ha convertido en una sombra de su antigua grandeza.